Mafia II tiene muy poco de GTA, excepto en un par de detalles en los que se asemejan. Para bien, o para mal, hay que tener claro que no son experiencias comparables como sí sucedía con Red Dead Revolver, Mafia 2 es su propio juego, tiene un sabor propio y un desarrollo que decepcionará a los que esperen un GTA con trajes de época y Tommys.
Es un juego muy lineal en su estructura, dejando que sea el jugador el que realice la conducción y participe en las peleas y las escenas de acción . El principal valor del juego está en su trama, sus personajes, y en la ambientación que se respira en Empire Bay, con esas majestuosas vistas de puentes colgantes sobre la bahía. Eso llega incluso a canibalizar los aspectos más jugables del título, como los tiroteos o la conducción, que pasan a un plano secundario ante la historia de Vito Scaletta y su viaje por escapar de la sombra de su padre.
Como el original, Mafia 2 se centra en el realismo, y la vida del ganster de los años 40/50 no consistía en ir por ahí pegando tiros, consistía en hacer dinero. Eso queda reflejado en el tipo de misiones que se desarrollan, cosas como robar coches y venderlos por una comisión, conducir camiones con tabaco de contrabando y venderlo por diferentes puntos de la ciudad y otros negocios al margen de la ley, con el suficiente margen de beneficios para hacer dinero rápido. Por supuesto, sobre el papel suena fácil, pero en una ciudad donde tres familia mafiosas y otros grupos criminales más o menos organizados se reparten el poder, los problemas están siempre a la vuelta de la esquina. Ahí es donde entra la capacidad del protagonista para la acción y la conducción, los dos principales aspectos que habrá que dominar.