Rivals se crea a partir de un concepto básico, muy sencillo de entender. Incluso muchos estarán familiarizados con él si han seguido de cerca la saga. En efecto, su corazón se construye bajo la idea de que corredores y policías se vean las matrículas al estilo del tan bien recordado Hot Pursuit. Persecuciones, saltos imposibles y derrapes para burlar a nuestro perseguidor -o para despistar al que nos sigue- son los elementos fundamentales del videojuego.
El cóctel de alta velocidad y coches exóticos es lo que fundamenta una fórmula jugable que esta vez hace acopio de autoestima para situarse en un mundo abierto de grandes proporciones, con más de 150 kilómetros de carretera (técnicamente más grande que Most Wanted). Nos daremos cuenta en la práctica de que no es un escenario tan variado, pero ya el mero hecho de llevar estas mecánicas persecutorias a un mundo abierto merece interés. Más todavía si os contamos que en este mundo no hay barreras entre juego offline y online.
Hasta seis jugadores pueden compartir partida, dividiéndose en policías y corredores para compartir escenario con otros coches manejados por IA, incluyendo el tráfico. La propuesta es de lo más atractiva, a la par que original, siendo una introducción a la clase de videojuegos que vamos a ver en la próxima generación de consolas. Este es el tipo de apuestas que creemos que van a proliferar, y en este sentido Need for Speed ha realizado la maniobra adecuada, adelantándose -en cuestión de tiempo, por lo menos- a sus competidores.